Desarrollo de inteligencia emocional en el actor, tomando conciencia de su ser y conociéndose. Liberación de tensiones y ansiedad. Creación de energía producto de la gestión emocional, que la cámara capta, y resulta en la movilización del espectador. Emociones de baja vibración. Dotación de herramientas concretas y prácticas a cada actor, para que desarrolle su propia técnica personal. Técnicas de actuación del realismo (Meisner, Morris, Strasberg, Adler). Vulnerabilidad: para ser valiente, hay que dejarse caer.