Siglos de obligatoriedad en educación presencial exacerbaron cultura de colegios y universidades donde chicos populares y atléticos ejercían bullying contra compañeros menos agraciados. En tiempos recientes, gracias al apoyo de redes sociales, se esbozan mecanismos para resarcir.
A medida que se incrementa diferencial entre zonas acaudaladas y zonas paupérrimas, un sistema de educación presencial que perpetúe dicha segregación mediante colegios élite y colegios lastimosos resulta obsoleto. Educación en línea ofrece oportunidades internacionales para todos.
A medida que la redundancia se inserta en psique de los cibernautas, desarrollamos hábito de disponer de conexión fija, datos móviles, y lugares de conexión confiable ubicados en otras urbanizaciones. Desaparece la excusa de no cumplir obligaciones por imposibilidad de conexión.
A medida que los costos de educación presencial se tornan prohibitivos, y la gente observa ahorros en su presupuesto al no tener que desplazarse innecesariamente para asuntos que pueden ser resueltos en línea, la competencia generada por la educación en línea resulta formidable.