La oportunidad de generar una comunidad multicultural y plurinacional en línea, conformada por estudiosos de habla hispana, amerita que intensifiquemos coproducciones mediante herramientas que a menudo temeríamos aprender.
Telecomunicaciones y migraciones fomentan declive de identidades nacionales a favor de la unidad hispanoamericana, donde el uso común de la lengua castellana trasciende obstáculos geográficos y geopolíticos.
¿Dónde queda el balance entre análisis y síntesis? La ajetreada postmodernidad nos exige estar al día con miles de seguidores y cientos de eventos simultáneos. No tenemos claro si las multitareas favorecen, o son meramente agotadoras. La academia reciente suele reducir programas de estudio. Fomentamos así un auge de superficialidad, por no llamarla mediocridad.
Nuestra alegre, jocosa y jovial idiosincrasia repudia el fastidio de agendar compromisos. Se supone que el don de gentes es suficiente para excusar los impertinentes avisos, siempre disponibles en trabajo remoto, que alguna tarea lleva un determinado y muy específico número de minutos de retraso.